LA IMPORTANCIA DEL JUEGO EN LA INFANCIA
Vacaciones en la playa. Dos niños que no se conocen de nada juegan a realizar construcciones con castillos arena y comparten palas y cubos mientras se cuentan historias, sin tan siquiera compartir idioma. ¿Cuántas veces habremos vista esta situación?
Los niños, por naturaleza, necesitan jugar. El juego es su vía de experimentación y de interacción con sus iguales. No importa si se conocen o no. El juego es así.
Mediante los partidos de fútbol, las construcciones en los parques, los cuentos e historias inventadas, los roles de jugar a papás y mamás o las tardes en la habitación con unas hojas reutilizadas y unos rotuladores, los niños consiguen desarrollar muchas de las habilidades que necesitarán para su vida diaria cuando sean más mayores.
Cuando un/a niño/a juega un partido de futbol en el recreo, no sólo se divierte, sino que también entrena sus ojos para poder seguir un objeto en movimiento, como es el balón. Calcula a qué distancia está su compañero para saber cuánto tiene que correr si quiere quitarle la pelota o cuánto de fuerte tiene que chutarla si quiere marcar un gol.
Cuando juegan a crear construcciones con piedras, palos, piezas de LEGO, o cualquier cosa que puedan encontrar en el parque, están desarrollando las relaciones visuoespaciales, que más adelante les ayudarán a organizar la información.
Cuando inventan historias con personajes ficticios o usando a sus amigos como protagonistas, están potenciando la visualización, para posteriormente ser más creativos, más ingeniosos, más versátiles…
Si pasan una tarde aburridos en la habitación y lo único que tienen a mano son unos papeles y unos colores, dibujarán algo que les ha pasado esa mañana en el recreo o plasmarán algo que les guste.
Los niños quieren aprender, quieren tocar, quieren experimentar, quieren conocer, relacionarse, interactuar, sentir… Si todo esto no sucede, entonces es cuando debemos preguntarnos, ¿Qué pasa? ¿Por qué esto no se está produciendo de manera espontánea?
Quizás tiene un problema de movimientos oculares y por eso no es capaz de seguir la trayectoria del balón. A lo mejor sus ojos no se coordinan bien y por eso no quiere pintar ni manipular piezas pequeñas. Puede que su procesamiento sea muy lento y eso le dificulte entretenerse con cualquier cosa.
Si estás interesado en realizar un estudio de habilidades como la coordinación de ambos ojos, la visión en tres dimensiones, el procesamiento de la información o la eficacia visual, puedes ponerte en contacto con nosotros llamando al 918920419 o escribiendo a info@optometriasanfrancisco.es
Sonia González – Optometrista.
Centro de Optometria San Francisco