¿CANSAD@ DE TUS GAFAS?
¿Sabías que puedes deshacerte de tus gafas? Las lentes de ortoqueratología son unas lentes de contacto que se ponen por la noche mientras duermes y, por el día, puedes ver bien sin necesidad de llevar ningún tipo de corrección. Es un tratamiento completamente reversible, y además, se puede utilizar para realizar un control de la progresión de la miopía.
Hoy os traemos un testimonio de una de nuestras pacientes, os lo dejamos aquí tal y como ella lo ha contado.
“Soy Montse, tengo 42 años y desde los 10 he llevado gafas. Tengo miopía y astigmatismo. Al principio sólo las utilizaba para el colegio, pero con el tiempo, me hice más dependiente de ellas, iba aumentando la miopía y tenía que utilizarlas todo el día.
Comencé a probar lentillas blandas. Recuerdo la primera vez que fui a la óptica, me tuvieron que hacer muestras, al menos, de 5 modelos diferentes. Probaba uno y me secaba los ojos, me traían otro, ojos rojos y secos; hasta que me quedé con una marca fabricada con un material especial que dejaba transpirar el ojo, con un líquido especial que ayudaba a la lubricación de la lágrima, pero que, aun así, mis ojos no las toleraban bien. El óptico me dijo que tengo lagrima grasa y el ojo seco y era lo mejor que podía ofrecerme.
Así pasé varios años, sólo me las ponía los fines de semana, para trabajar, era imposible.
Con el tiempo, mis ojos, las empezaron a rechazar más. Ponérmelas, me resultaba cada vez más difícil. Un día de comida familiar, salida con amigos, o cualquier ocasión especial, acababa en un dolor de cabeza y ojos secos que apenas podía mantener abiertos a las pocas horas de utilizarlas. Y aunque las gafas, siempre me han resultado muy incomodas, tuve que tomar la decisión de olvidarme de ellas.
Empecé a informarme para operarme con láser. El resultado fue que por mi tipo de lágrima no podían ofrecer el láser, tendría que ser una operación con “lente intraocular”. Me desanimé un montón, era la última posibilidad que quedaba.
Entonces fue cuando me hablaron de las lentes Orto-K, unas lentes duras que se ponen por la noche para corregir la córnea y te permiten ver perfectamente durante todo el día. Y por supuesto, allí que me lance, a la última esperanza que me quedaba de deshacerme de las gafas. Conocía la Clínica San Francisco porque mi hijo hizo allí terapia y no dudé en ponerme
en sus manos.
Desde el principio fueron muy sinceras, no todas las personas reaccionan igual y había que ser cautos. Me explicaron todo el proceso, estudio inicial, una lentilla específica adaptada a la forma de cada ojo, las pruebas para aprender a poner y quitarse las lentes y el seguimiento para ir viendo los avances y comportamiento del ojo.
Comencé las pruebas en mis vacaciones. No las notas una vez que cierras los ojos y me levantaba con ellos bien, sin sufrir nada, ni tenerlos secos como lo hacía con las lentes comunes. Resultaron difíciles los primeros días hasta que fui ganando visión, ya que no veía bien sin gafas, pero con ellas tampoco. Hubo que empezar el proceso un par de veces, porque una de las lentes no acababa de adaptarse a la anatomía del ojo y hubo que hacer otro modelo. Pero pasadas estas semanas, entre pruebas y revisiones ya se empezaba a ver el resultado.
Por el día todo iba muy bien, pero por las noches, al ver la TV, las imágenes no estaban claras, tenía destellos. Esto se acentuó con la vuelta al trabajo, al conducir (lo hago de noche porque entro muy temprano) comprobé que todos los faros de los coches, farolas y hasta los reflectantes de los quitamiedos desprendían una luz que se expandía de tierra a cielo. Ahí tuve un momento de duda, pensé que, si esto iba a ser así, me iba a condicionar muchísimo, pero eran más las ganas de liberarme de las gafas y continué.
Otra de las consecuencias fue que con el ordenador empecé a tener dolores de cabeza. Mis gafas, aparte de la miopía y el astigmatismo, me estaba corrigiendo la presbicia, así que necesitaría para el ordenador y la lectura, unas gafas de apoyo, esto las lentes no lo corregían.
Todos estos “problemillas” que fueron surgiendo, los comentaba en la clínica y me iban informando de los motivos, dándome pautas y consejos para ir solventándolos. El proceso duró unos tres meses.
Tengo que deciros que ya llevo un año y medio utilizando Orto-K. Que todo se ha ido solucionando con el tiempo. Veo mejor por la noche y puedo conducir con normalidad. Sigo mis revisiones periódicas y todo va bien. Sólo uso las gafas de apoyo en el trabajo. Estoy muy contenta de haber descubierto este método y haberme librado de las gafas. Y todo se lo tengo
que agradecer al equipo de la Clínica San Francisco, por su trabajo y apoyo en todo el proceso.”
Gracias a ti, Montse, por la confianza que has depositado en nosotros!
Miriam Jaramillo
Optometrista